lunes, enero 05, 2009

CARTA A LOS REYES MAGOS



Queridos Reyes de Oriente...

Voy a cerrar los ojos y a dejar volar mi fantasía, como hacía en otros años, cuando era niño y escribía aquellas cartas, aquellas líneas invisibles en las cuartillas en blanco que nunca recibisteis.

Y es cierto que escribí esas cartas en mi imaginación y soñé como niño y como hombre con esos regalos que veníais a traer en esa Noche a todos los niños de la tierra.

Dice la leyenda y también la historia, que hace dos mil años llegasteis con regalos y presentes para adorar a un Niño recién nacido en un portal de pastores, en Belén.

Sigue la historia y la fantasía diciendo que esta Noche venís también con regalos para todos los niños y también para todos los hombres de buena voluntad.

Es hora de escribir esa carta, quizás aquella escrita tantas veces y enviada a las estrellas, quizás las létras que iba desgranando mi mano día a día, noche a noche para decir simplemente que deseaba amar, que quería sentir el amor en su estado mas puro y con ese manto de blancura y de belleza.

Ya sé que los niños piden y pedíamos cosas imposibles, aunque el amor, estaba ahí, en ese portal de Belén, en ese Niño, recién nacido a quien vosotros íbais a llevar los regalos.

Yo simplemente os pedía un poquito de esa luz, un pedazo de ese brillo luminoso que enciende el alma, unas gotas de ternura para hacer mi camino más alegre, unas chispas de fantasía para saber amar más y mejor y poder entregar, más tarde, ese sentimiento transformado a todos los seres que me rodean.

Y así mis cartas fueron quedando en el camino, como las hojas de los árboles, que en el otoño se van derramando por el suelo.

Vosotros llegabais y yo os miraba cada año, os seguía en cada Navidad y esperaba simplemente ese regalo, ese pedacito de amor, esa guirnalda para poner en mi pecho, ese suspiro del cielo y de los labios de ese Niño.

Hoy, como ayer y como en tantos otros años, os pido lo mismo. Pido el amor para todos los hombres, pido que se acaben las guerras y violencias, pido que no haya hambre ni injusticias, pido que las personas cierren los ojos un instante, detengan su paso y su camino y que pongan la mano en su corazón, que sientan que están vivos, que viven en un mundo en el que todos debemos caminar de la mano y mirarnos a los ojos, sin miedo.

Si no es mucho pedir, rogaría mirarais en vuestro saco, en ese fondo inmenso de los mismos para ver si queda este regalo, el de la paz y el amor para todos los hombres, porque con este presente olvidado, yo quedaría contento y sería feliz, durmiendo en paz y abrazado a mis sueños.

Rafael Sánchez Ortega ©
05/01/09

1 comentario:

lunilla dijo...
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