lunes, septiembre 15, 2008

CARTA A UNA AMIGA

Querida amiga...

Las palabras se ahogan y confunde en momentos como estos. Quisiera que las mismas salieran libres, que flotaran por el aire y llegaran a tus oídos como llega en primavera la música de la naturaleza, de las flores y de las aves. Quisiera decirte muchas cosas. Quisiera mirar tus ojos y restañar de ellos esa lágrima que corre, poner un dedo en tus labios temblorosos, tomar tus manos con las mías, abrazar tu cuerpo y decirte que sí, que aquí estoy, sin palabras, sin afectos, sin gestos extraños. Sólo yo, tu amigo. Y que estoy para darte mi apoyo, mi brazo, mi mano. Para ayudarte a levantarte, para que si quieres te apoyes en mi hasta que recuperes las fuerzas, hasta que seas libre, hasta que puedas volar con tus alas a regiones infinitas, más allá de los océanos. Quisiera que vieras de nuevo la vida. Que la sintieras profundamente, que aspiraras el olor de la tierra mojada del invierno que se marcha y que estuvieras atenta a los primeros compases de la primavera cercana, que vendrá pronto, con su colorido, sus flores, sus luces y su vida. Porque la vida está ahí, en la naturaleza, pero también a tu lado, en tu casa, en la calle, en los que te rodean, en los desconocidos, en la persona que pasa indiferente a tu lado, en el mendigo que pide en la esquina, en el barrendero que limpia la calle, en el árbol que da sombra en el paseo, en la paloma que se acerca en la acera, en los niños que juegan en el parque y en los viejitos que buscan el banco con manos temblorosas, en la mirada triste del inválido, en el enfermo que pasa a tu lado... Pero la vida está también en ti, en tu persona, en ese cuerpo joven que aún tiene ganas de vivir, que se rebela contra muchas cosas, que aspira a otras que considera imposibles, que sueña con la paz y la esperanza, que desea rozar el amor con sus dedos y sentir la caricia del mismo en su piel... Y la vida está también en tus miedos, en tu falta de decisión, en ese no saber muchas veces qué hacer, qué decidir, qué partido tomar, a dónde dirigir tus pasos porque el problema la situación ó simplemente los hechos hacen que ni siquiera sepas quien eres, ni que quieres ahora, aunque en un momento anterior lo hayas tenido muy claro. Y esta es la vida, tu vida. Una vida que no difiere de la de muchas personas que te rodean, quizás de las que menos sospechas, quizás de las que consideres más felices, más alegres, más auténticas y llenas de amor. La vida es dura y siempre exige más a las personas sensibles. Las exprime, las acosa, las deja sin aliento, las pone el listón más alto todavía, y cuando parecía que ya van a tocar la paz y el equilibrio se burla de ellas y las aleja esa meta un poquito más, quizás para que sigan caminando, para que sigan buscando, para que no se conformen con lo que han hallado, para que no bajen la guardia. Y esta faceta de la sensibilidad la confundimos, nos confunde, nos hace dudar de muchas cosas, hasta de nosotros mismos y nos preguntamos los motivos que han conducido a todo esto, los mil porqués que no tienen respuestas ó al menos nosotros somos incapaces de encontrarlas, aunque las personas que nos rodean, los amigos, los confidentes nos digan que sí, que todo pasará, que haciendo esto ó lo otro encontraremos las solución a nuestros males. Y la vida sigue mientras tanto. Nosotros vamos en su barca. Yo voy en ella, y tú. Y vamos con nuestros problemas, con nuestras ilusiones, con nuestros recuerdos, con nuestras vivencias, con lo blanco y lo negro de nuestras vidas, con la cara y cruz que hemos vivido, con las ilusiones y las amarguras, con la balanza quizás inclinada hacia el pesimismo, pero vamos en la barca de la vida, estamos vivos, tenemos un sentimiento quizás roto, remendado mil veces y que en más de una ocasión hemos querido mandar lejos, quizás a los infiernos. ¿Crees de veras que debemos hacer esto?... Es muy fácil hablar desde una posición de ventaja, cuando no se está pàsando en ese calvario, cuando el que sufre es la otra persona, y tú solamente eres un espectador de privilegio. No te voy a dar ningún consejo. No te voy a decir nada, porque considero que todo lo que te diga te sobra y ya lo sabes. Solamente vengo a darte mi mano, mi fuerza, mi palabra, mi amistad... Abre tu corazón de nuevo a la vida, recupera la sonrisa, deleítanos con tu música, con esa voz deliciosa, con el humor que siempre te ha caracterizado, con esa imagen que nos hemos formado de tu persona... Porque aunque no lo sepas, aunque tengas ahora los ojos cerrados por el llanto, aunque la rabia te queme por dentro y quieras gritar y abrazarte a la almohada, hay mucha gente que te espera, que pregunta por ti, que se preocupa de lo que te pasa y que está contigo. Gente sincera que no te va a pedir nada, que nada te va a reprochar, que nada te va a decir y que solamente quiere darte su cariño y compartilo contigo. Vive y trata de ser tu misma, a pesar de todo, a pesar de todos y a pesar de ti misma, porque lo más importante de tu vida eres tú, nunca olvides eso. Y tú eres más importante que todas las demás personas y si no eres capaz de ver que la principal persona de tu vida, esa por la que tienes que luchar para sacar adelante, dar de comer, hacer sentir, hacer reir, lograr llorar, notar el suspiro y dejar que el aire la acaricie cuando pase ó simplemente pasear bajo la lluvia porque así lo quieras... Si no consigues esto, no podrás dar nada a los demás ni tampoco ofrecer nada, porque nada tendrás para dar y creo sinceramente que una persona como tú, sensible y sincera, tiene muchas cosas que decir en la vida y muchas aún por las que luchar y pelear, aunque ahora estés dentro de un túnel al que no le veas una salida. Aquí estoy, aquí estamos y estaremos, a tu lado, contigo y sin palabras. Con mi cariño, con nuestro cariño y el de todas las personas que bien te quieren, y que sabes, mejor que nadie, que estarán siempre a tu lado. Un beso en esta tarde y pido a Dios para que pronto pueda volver a escuchar tu linda voz así como para deleitarme, simplemente, sabiendo que una amiga a la que quiero y aprecio se encuentra de nuevo en la vida y lo más importante de todo, "con ganas de volver a intentarlo una vez más", a pesar de todo y a pesar de todos. Por último decirte que "cuando parece que todas las puertas se cierran, siempre se abre una ventana, que aunque no la vemos se empieza a abrir y esa ventana seas creyente ó no, está en Dios, en su infinito poder, en el cielo, en tu corazón". Mira ahí y verás la luz, quizás sea una rendija, una pequeña lucecita que poco a poco irá a más como la luz del alba que nos trae el nuevo día y con ella la esperanza".

Con mi cariño,

Rafael Sánchez Ortega ©
10.03.07

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