sábado, diciembre 13, 2008

¿CÓMO DECIR GRACIAS SIN EMPLEAR ESTA PALABRA?,

¿Cómo decir gracias sin emplear esta palabra?, ¿cómo poder agradecer tanto, como lo que estoy recibiendo, a través de una palabra no pronunciada?...

Sí, ya sé que es difícil la tarea, diría que imposible. En la vida miramos las cosas y las valoramos en virtud de unos juicios, unos guiones que quizás la sociedad nos marca y unos parámetros que hemos adquirido en nuestra infancia, una cultura que nos enseñaron de pequeños y también, ¡cómo no!, por esa regla de tres, no establecida, de que se debe ser generoso y corresponder siempre a la mano que te dá algo, a la sonrisa que trae felicidad, a los ojos que te miran y te dejan esa chispa de ilusión, a los labios que te cantan esa nana que te duerme, a la persona, que un día se presenta por razones ignoradas y reclama tu presencia, al sentimiento que nace sin saberlo, al corazón que se acelera y que se calma esperando una respuesta.

Quizás no se deba dar nunca las gracias, pero sí se debe ser agradecido, aunque nunca uses esa frase, aunque calles lo que sientas, aunque mandes con los ojos tu mensaje, aunque digas en susurros todo eso que te sale y que te muerdes, aunque quedes en silencio y le mandes esas frases sin palabras.

¡Cuántas cosas nos callamos en el alma!, cuántos besos retenidos, las palabras que se ahogan y no salen por verguenza, los suspiros contenidos con mil sueños y esperanzas, los proyectos y ambiciones de mil cosas y detalles que no tienen importancia.

"...Una vez yo tuve un sueño y soñé junto a la mar, soñaba que yo era un niño y que quería jugar, jugar con las blancas olas y entre las mismas nadar, nadar por los anchos mares y por ellos navegar. Pero soñé con un sueño y tu imagen singular, venías conmigo niña, por la playa a pasear. Y caminamos juntitos, viendo las olas llegar, con su espuma y la blancura al llegar la pleamar. Y en la playa nos paramos, nos pusimos a mirar, yo a tu cara con mis ojos tú a la mía con pesar. Y las olas nos tomaron al llegar la bajamar, nos llevaron a su lecho, nos cantaron su cantar... Una vez yo tuve un sueño..."

Y es cierto que no se debe decir gracias, pero al menos sí sentir ese agradecimiento y transmitirlo de mil maneras diferentes, con detalles que pueden ser imperceptibles, con la presencia invisible, pero constante en el recuerdo, con la mirada de unos ojos que te miran desde lejos, con ese gesto que persigue tu figura y te dice en un susurro que no temas y con tantas cosas que dicen tanto y que a la vez te dejan ese sabor inconfundible de que es posible y vale la pena seguir soñando por un mundo mejor, por unas personas, por ti mismo, por tus sueños y por ese alguien que quizás ha aparecido en tu camino, aunque sólo sea un sueño.

Rafael Sánchez Ortega ©
04/11/08

4 comentarios:

lunilla dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Marysol Salval dijo...

Debemos ser agradecidos, por la vida, por los sueños, por la poesía, por la compañía, aunque esté lejos...
Hermoso texto, no podía perdérmelo. Gracias por permitir que asi haya sido.

SANTIAGO LIBERAL dijo...

quien dice que no se deben dar las gracias, en la vida hay mucho que agradecer.
UN saludo y Felices Fiestas

Anónimo dijo...

el mejor agradecimiento es hacer que lo que recibimos dé fruto