sábado, abril 21, 2007

EL CAMINO DE LA VIDA


Hoy ha sido un día de frío invernal a pesar de que el cielo ha mostrado su cara azul, jalonada de nubes blanquecinas, pero el aire que llegaba helaba el cuerpo y hacía que uno tiritara y buscara el abrigo de ese rincón, donde los rayos solares acumulaban un poquito de calor. Por eso, tras la ventana, se escondía el alma de una persona, buscando, quizás, ese calor y esos sueños.

En el camino de la vida vamos dejando muchas cosas, la edad, el cansancio, el humor, la falta de un espejo donde se refleje el calor que desprende el corazón y nos lo devuelva de nuevo revitalizado; así que cuando llegamos a ese punto determinado de la senda, detenemos el paso, y buscamos ese rincón donde poder descansar y poder mirar atrás, a ese camino de la vida, mientras reponemos las fuerzas un momento.

Entonces muchas cosas vienen a nuestro recuerdo. Momentos, personas, situaciones y detalles que ya creíamos perdidos y olvidados. Pero quizás de ese baúl del alma salgan entonces algunas cosas que se pasaron por alto, y otras que no fuimos capaces de afrontar con decisión en su momento. Aquella persona que pasó a nuestro lado y a la que quisimos saludar y no lo hicimos. Aquel instante en que viste volar la mariposa en la campiña, una tarde de primavera. Aquellos segundos en que tuviste que tomar la decisión de afrontar el paso decisivo y de una manera frontal, enfrentarte a la muerte de las personas queridas, aquella fuente cantarina que viste una vez en la plaza del pueblo mientras pasabas y te llamó la atención con aquel corazón grabado en la piedra por la navaja de un galán enamorado...

¡Sí!, son tantos los recuerdos que pueden venir a tu cabeza en ese momento, cuando esperas recuperar las fuerzas al lado del camino, que quizás una nota sensible roce tu alma y te haga comprender, en toda su extensión, que todo lo que te rodea, lo que ves, lo que tocas, aquello que percibes y sientes, todo eso es la vida y tú amigo mío, estás dentro de ella.

Puede que estés cansado del largo camino, quizás la edad y el humor hagan que tu rostro, antes alegre, sea ahora mas seco y que a tu boca no aflore esa sonrisa que antaño, en la edad juvenil, venía a la misma, pero estoy seguro de que tu alma sigue viva y que en el fondo de la misma anida esa sonrisa que quizás le niegas a tu boca, esperando poder entregarla ese sueño que persigues, esa ilusión que tantas veces puede haya estado cerca de tus dedos, y a la que no pudiste ó no quisiste atrapar y tocar luego suavemente, para que te envolviera en sus brazos de seda.

Es la hora ya. Has descansado un rato y la vida continúa. Debes volver al camino y seguir caminando. Sin prisas, pues aunque sigues un camino no sabes el lugar exacto donde el Destino tiene previsto que descanses y encuentres el Refugio. Y seguirás la marcha sin saber a donde tus pasos te llevarán, ni cuánto tiempo queda para llegar a ese Refugio donde encontrar el albergue para tu alma. Pero no hay prisa, el camino de la vida sigue, tú estás en la senda y la meta del amor, la ilusión y los sueños te esperan.

Rafael Sánchez Ortega ©
02/03/05

1 comentario:

Anónimo dijo...

hola oy jesica de argentina - bs.as y escribo este comentario para decirte que me gusto mucho tu pagina!!! tiene contenidos muy reflexivos y me llego el mensaje!
la verdad....me encanto!!!
un beso grande!!