He venido simplemente a cerrar una ventana. Hace unas horas sonó el reloj y sus campanadas anunciaban el fin de una etapa de la vida y el comienzo de otra nueva.
El año 2007 se ha marchado con sus luces y sombras, con sus risas y llantos y creo que debo cerrar esa ventana para que su recuerdo duerma, en el alma, ese sueño reparador del tiempo. A la vez que impido que la nueva luz moleste al año durmiente, cierro también la posibilidad de volver la vista atrás, al pasado y, al recuerdo de ese año agotado y me centre en que el año nuevo, el que acaba de comenzar es el presente y el futuro de la vida, de mi vida y la ventana abierta para poder mirar a las personas, a las cosas y a todo lo que me rodea.
Existe mucho fuera de esta nueva ventana abierta esperando, igual que había mucho, también, tras la ventana que acabo de cerrar. Pero esta última ya es pasado y no quiero volver la vista al pasado si no es para rectificar errores y para corregir todo aquello en que pude faltar a los demás, sin darme cuenta y sin ser ese mi propósito.
A través de la nueva ventana que hoy se abre quiero mirar al cielo limpio y puro, quiero creer en la gente, quiero sentir la caricia del sol, quiero escuchar el sonido del mar en la costa y en la montaña, quiero sentir al viento como acaricia mis cabellos y mi cuerpo en la montaña, quiero en una palabra, "sentir la vida nuevamente", para poder vivirla, y hacerla así, extensiva, a todas las personas cercanas, que me rodean.
Estas líneas improvisadas surgen ahora y aquí, en esta noche, cuando vine a cerrar una ventana y a la vez, abrir otra nueva.
Estas líneas no obedecen a un patrón definido ni tienen un mensaje oculto. Un año ha terminado y con él se cierra una ventana. Dejemos que ese tiempo duerma simplemente, repose y descanse y tiempo habrá en el futuro para analizarlo debidamente, sin prisas y sin pasión.
Un año nuevo ha comenzado y por eso abro otra ventana. Una ventana que dá vista a un cielo azul celeste con un horizonte de letras grandes y doradas que dicen: Paz, Esperanza y Amor. ¿Seré y seremos capaces de ver esas letras, de luchar por ellas, de comprenderlas y de subir hasta las mismas para hacerlas nuestras y cubrirnos con su mensaje?
Que la ventana del año que cierro nos dé el perdón de todas nuestras faltas y nos conceda el sueño reparador para poder descansar de este vieje en el tiempo de la vida.
Que la nueva ventana del año que ha comenzado nos dé la luz suficiente para poder ver ese mensaje y saber ser capaces de vivir la vida y de luchar por aquello que está ahí, a nuestro alcance, en los demás, en nuestra familia, en nuestros amigos, en la persona desconocida que pasa a nuestro lado en la calle, en el árbol, en las aves y en toda la creación.
Feliz año a todos sin distinción alguna, porque todos somos, en definitiva, parte del mismo árbol de la vida.
Rafael Sánchez Ortega ©
01/01/08
El año 2007 se ha marchado con sus luces y sombras, con sus risas y llantos y creo que debo cerrar esa ventana para que su recuerdo duerma, en el alma, ese sueño reparador del tiempo. A la vez que impido que la nueva luz moleste al año durmiente, cierro también la posibilidad de volver la vista atrás, al pasado y, al recuerdo de ese año agotado y me centre en que el año nuevo, el que acaba de comenzar es el presente y el futuro de la vida, de mi vida y la ventana abierta para poder mirar a las personas, a las cosas y a todo lo que me rodea.
Existe mucho fuera de esta nueva ventana abierta esperando, igual que había mucho, también, tras la ventana que acabo de cerrar. Pero esta última ya es pasado y no quiero volver la vista al pasado si no es para rectificar errores y para corregir todo aquello en que pude faltar a los demás, sin darme cuenta y sin ser ese mi propósito.
A través de la nueva ventana que hoy se abre quiero mirar al cielo limpio y puro, quiero creer en la gente, quiero sentir la caricia del sol, quiero escuchar el sonido del mar en la costa y en la montaña, quiero sentir al viento como acaricia mis cabellos y mi cuerpo en la montaña, quiero en una palabra, "sentir la vida nuevamente", para poder vivirla, y hacerla así, extensiva, a todas las personas cercanas, que me rodean.
Estas líneas improvisadas surgen ahora y aquí, en esta noche, cuando vine a cerrar una ventana y a la vez, abrir otra nueva.
Estas líneas no obedecen a un patrón definido ni tienen un mensaje oculto. Un año ha terminado y con él se cierra una ventana. Dejemos que ese tiempo duerma simplemente, repose y descanse y tiempo habrá en el futuro para analizarlo debidamente, sin prisas y sin pasión.
Un año nuevo ha comenzado y por eso abro otra ventana. Una ventana que dá vista a un cielo azul celeste con un horizonte de letras grandes y doradas que dicen: Paz, Esperanza y Amor. ¿Seré y seremos capaces de ver esas letras, de luchar por ellas, de comprenderlas y de subir hasta las mismas para hacerlas nuestras y cubrirnos con su mensaje?
Que la ventana del año que cierro nos dé el perdón de todas nuestras faltas y nos conceda el sueño reparador para poder descansar de este vieje en el tiempo de la vida.
Que la nueva ventana del año que ha comenzado nos dé la luz suficiente para poder ver ese mensaje y saber ser capaces de vivir la vida y de luchar por aquello que está ahí, a nuestro alcance, en los demás, en nuestra familia, en nuestros amigos, en la persona desconocida que pasa a nuestro lado en la calle, en el árbol, en las aves y en toda la creación.
Feliz año a todos sin distinción alguna, porque todos somos, en definitiva, parte del mismo árbol de la vida.
Rafael Sánchez Ortega ©
01/01/08
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