Te amo más allá de las palabras. Te amo de una forma silenciosa, con suspiros, con ayes contenidos, con miradas que mando a la distancia, con recuerdos de tu cara y de tu cuerpo, con los cientos de detalles que conservo de esos días compartidos que pasaron tan deprisa.
Y me hago mil preguntas cada día, cada tarde y cada noche, porque extraño tu presencia y tu figura soñadora, porque siento que me ahogo y me falta hasta el aire que respiro, porque sé que tú estás lejos y a la vez estás muy cerca, en mi alma y en mi pecho. Porque quiero todo eso que me falta, tu sonrisa, tu mirada, tu palabra, tus caricias, tus silencios y tus sueños.
Y me quedo repasando las preguntas, y ellas mismas, una a una van dejando las respuestas.
Las respuestas de la vida, las respuestas que yo espero, las respuestas que yo ansío, las respuestas que yo quiero.
Un suspiro se escapa de mi pecho, donde nace. Un suspiro me llega hasta los labios, donde muere.
Yo lo aliento y le doy vida, necesito ese suspiro como el aire, necesito descargarme tanto peso que me agobia, y por eso lo traigo hasta tu lado, en esta hora.
Sin embargo ese suspiro va más lejos, aunque muera entre los pliegues de mis labios, aunque quede entre los mismos retenidos.
Va a tu lado en unas letras, con un tinte de nostalgia, aunque lleve en su fondo la esperanza, la alegría de saber que yo te amo, de sentir que tú me amas, de poder decirte todo esto sin palabras, con mis letras, con mi canto...
Simplemente yo te amo, y me quema como el fuego este amor, este deseo y la pasión de tenerte entre mis brazos. De mirar tantas cosas con tus ojos, de reir con tu risa y con tus labios de sentir ese pecho que palpita, de escuchar esa voz en la ventana, ese mirlo que madruga, esa tierna golondrina que ya marcha...
Te amo, con tus manos en mis manos, con mis labios en tu boca, con tus brazos en mi pecho, con mis manos que acarician ese cuerpo que suspira, ese cuerpo que me mira, que me besa...
Y así te amo, mi amor, más allá de las palabras, más allá de la distancia y más allá de nuestro cuerpo y nuestra alma.
Te amo, sí, solamente te amo.
Rafael Sánchez Ortega ©
08/11/07
Y me hago mil preguntas cada día, cada tarde y cada noche, porque extraño tu presencia y tu figura soñadora, porque siento que me ahogo y me falta hasta el aire que respiro, porque sé que tú estás lejos y a la vez estás muy cerca, en mi alma y en mi pecho. Porque quiero todo eso que me falta, tu sonrisa, tu mirada, tu palabra, tus caricias, tus silencios y tus sueños.
Y me quedo repasando las preguntas, y ellas mismas, una a una van dejando las respuestas.
Las respuestas de la vida, las respuestas que yo espero, las respuestas que yo ansío, las respuestas que yo quiero.
Un suspiro se escapa de mi pecho, donde nace. Un suspiro me llega hasta los labios, donde muere.
Yo lo aliento y le doy vida, necesito ese suspiro como el aire, necesito descargarme tanto peso que me agobia, y por eso lo traigo hasta tu lado, en esta hora.
Sin embargo ese suspiro va más lejos, aunque muera entre los pliegues de mis labios, aunque quede entre los mismos retenidos.
Va a tu lado en unas letras, con un tinte de nostalgia, aunque lleve en su fondo la esperanza, la alegría de saber que yo te amo, de sentir que tú me amas, de poder decirte todo esto sin palabras, con mis letras, con mi canto...
Simplemente yo te amo, y me quema como el fuego este amor, este deseo y la pasión de tenerte entre mis brazos. De mirar tantas cosas con tus ojos, de reir con tu risa y con tus labios de sentir ese pecho que palpita, de escuchar esa voz en la ventana, ese mirlo que madruga, esa tierna golondrina que ya marcha...
Te amo, con tus manos en mis manos, con mis labios en tu boca, con tus brazos en mi pecho, con mis manos que acarician ese cuerpo que suspira, ese cuerpo que me mira, que me besa...
Y así te amo, mi amor, más allá de las palabras, más allá de la distancia y más allá de nuestro cuerpo y nuestra alma.
Te amo, sí, solamente te amo.
Rafael Sánchez Ortega ©
08/11/07
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