miércoles, septiembre 10, 2008

LA FRONTERA


Hay una línea débil y confusa que todo lo separa y que a veces mezcla, invade y confunde. Una línea nacida con el hombre para que nunca traspase la frontera de los dioses. Y esa línea tan tenue y tan difusa separa los pueblos y ciudades, provincias de regiones y naciones de naciones.

Así, cuando nació el primer hombre vino ya separado por esa línea que discernía levemente las fronteras de su alma y de su mente. Una línea frágil y oscilante fue trazada en el principio, haciendo que todo quedara separado y, que a veces, esa misma línea trajera confusión al corazón de las personas. Así nació el bien y el mal por medio de esa línea, de modo que las conductas quedaran siempre juzgadas en virtud de estar a un lado ó a otro de es raya.

Y hoy, aquí, otro hombre se pierde en los abismos de la misma. El camina buscando su frontera y no la encuentra. Unas veces sus pasos se aceleran, hacia el norte, al notar la tierra prometida surgir, allá en el horizonte, donde el cielo se junta con la tierra. Pero cuando llega hasta ese sitio se encuentra un espejismo, sin saber si ha cruzado la frontera de la vida.

Unas preguntas recorren muchas veces su cabeza, ¿la vida, su vida, es un sueño? Y si así es, ¿dónde está la frontera de la misma? ¿Qué diferencia hay entre el color blanco y el negro? ¿Acaso la tenue percepción de los colores que llegan a los ojos? ¿Y si lo que estos distinguen fueran formas y colores diferentes, y no el blanco y el negro precisamente?

¿Dónde termina la alegría y dónde empieza el dolor? ¿Podemos decir que una persona porque tenga la sonrisa en la boca es feliz y que otra porque veamos sus lágrimas caer está triste? ¿No se llora muchas veces de alegría y se ríe para ahogar unas lágrimas que se ahogan en el corazón lleno de pena?

¡Pobre soñador cargado con tus dudas! quizás hoy no sea buen día para pensar. Por eso te aconsejo que sigas tu camino, que marches, aunque sea vacilante, en busca de tus sueños. No importa si los mismos están aquí o allá, si viven en la tierra ó suben hasta el cielo, si hacen que camines por la vida con el alma al descubierto ó si por contra esta vida, tu vida, está llena de misterios.

Nada te importe soñador, tu sigue tu camino y busca esa frontera. Quizás nunca la encuentres y camines junto a ella largo tiempo. Quizás un día la traspases y confundas tu cuerpo con el suyo, quizás se una a tu destino en un futuro, fundiéndose en la noche, como en ese atardecer, sin saber cuando terminó el día y cuando comenzó la noche de tu vida. Porque esa noche tendrá de nuevo un fin y de ella despertarás sin saber si el día que comienza es el fin de una noche de pasión y de tormenta ó el comienzo de una nueva jornada donde puede llegar, hasta ti, el cariño y el amor.

La frontera de la nada y de la vida, la frontera de la vida y de la muerte, la frontera del cariño y del amor, la frontera del amor y del dolor... ¡La frontera de los sueños y la vida!

Pero no te detengas soñador. Tu sigue con tus versos, recoge esas canciones que escuchas en los valles, de vírgenes vestales, y transporta su sonido hasta otros sitios y regiones. No importa lo que piensen ni que digan que estás loco porque buscas lo imposible. Tú cruzas la frontera, tu frontera, muchas veces cargado con tus sueños ¿quien puede decirte a ti, que todo lo que sueñas es solo fantasía, y que el labio que te besa en ese sueño no busca también tus labios y tu beso?

¿Crees que alguien puede entender los límites de la vida y de tu vida? ¡No, amigo, nadie lo entenderá ni llegará a entender por qué caminas buscando tu destino! Por eso yo te digo nuevamente que sigas tu camino, que partas sin demora, que olvides que yo existo, que busques a tus sueños y cruces la frontera, una y mil veces si es preciso, siguiendo la línea vacilante de la misma y te fundas en tus sueños con la vida.

Estoy seguro de que un día despertarás en ese cielo que buscas y que existe, el que ahora persigues sin descanso. Allí estará la persona con quien sueñas buscando tu mirada, esperando tu mano con la suya de nieve extendida, con su corpiño ajustado y su cuerpo virginal esperando que la rescates y la lleves al mundo de los sueños. A ese mundo donde el día se funde con la noche y la noche con el día, donde no existe el dolor y el amor es eterno.

En ese sitio de ensueño la sonrisa preside en lo alto y la tristeza no existe, ya que fue absorbida hace tiempo por la alegría y sus lágrimas, aquellas lágrimas mortales, quedaron secas y selladas eternamente por el beso invisible que alguien depositó, antes de partir a la tierra, para llevarte a ti, viajero y soñador el mensaje de que dieras estos pasos y que un día, como hoy, llegaran a tu alma los rayos de esperanza de ese sol que alumbra tu camino y señala tu destino.

Y así caminas, poeta y escritor, cargado con tus sueños. Caminas mientras sueñas escribiendo en el cuaderno todo esto. La línea de la vida que marca una frontera donde la realidad es presente, la línea de los sueños que traspasa esa frontera, para entrar en ese mundo de ilusión, magia y fantasía, donde la vida es un sueño del que no se quiere regresar.

Por eso yo te insisto soñador que retomes tu camino, que busques ese norte, que partas sin demora, que escribas tus poemas dejando en esos versos todo lo que albergas, todo lo que sueñas y todo lo que amas.

Yo te pido poeta y soñador que cruces la frontera y nos cuentes todo eso. Aquí estaré esperando tu regreso y cuando te vea volver cerraré por fin los ojos para escuchar de tus labios todo eso... ¡Lo que sueño, lo que espero y lo que anhelo!

Rafael Sánchez Ortega ©

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