"...Y en realidad así era, la vida estaba compuesta de un sueño simplemente. Un hermoso sueño, tierno, lleno de misterio y dulzura, pero al fin y al cabo un sueño solamente.
Un sueño como el que vivimos los dos en la distancia y, del que muchas veces, no sabemos si es la realidad de alguien que suspira, ó el grito desgarrado de un alma desesperada, llena de amor y, deseosa de compartirlo con la persona amada.
Los sueños son así. Quizás todos los hemos pasado a lo largo de nuestra vida. Sueños de amor, de odio, de esperanza, de frustracción. Sueños de ilusiones con un mundo mejor, con una vida más agradable, con poder dar a la persona amada aquello que tantas veces has soñado, con poder tomar su mano, mirar sus ojos, escuchar las palabras de sus labios y quizás, en un momento perderse los dos, buscando más allá del infinito.
También fue un sueño el amor prometido, las palabras recibidas, las letras leídas una y mil veces en la carta que te sabes de memoria... Amor y sueño... ¿Dónde acaba el sueño y dónde empieza la realidad?... ¿Lo sabes tú amor mio?, porque si tienes la respuesta dímela. La busco desde hace tiempo, desde hace años. La busco en las personas, en las gentes, en las cosas, en la calle y en las casas. La busco en las Iglesias y también en las tabernas. La busco por los cielos y en los mares, la busco por los bosques y en los ríos, la busco en las montañas y en la playa...
La busco en tantas partes que al final puedo decirte que alguna vez he creído tocarla con la punta de los dedos, pero sólo ha sido un momento, un instante fugaz, un espejismo que me hizo suspirar y cerrar los ojos, para luego evaporarse en la inmensidad del tiempo y del espacio dejándome, nuevamente, a solas con mis sueños.
Porque en definitiva la vida, mi vida, quizás es un sueño y a veces no quisiera despertar nunca de él, y más ahora, cuando tú estás dentro de ese sueño, cuando has penetrado en el mismo, cuando te abrazo y te siento en cada minuto del día, cuando siento tu latido que responde como un eco al que sale de mi pecho, cuando veo tus ojos al cerrar mis pupilas, cuando siento tus besos en mis labios y tu cuerpo entre mis brazos, mientras acaricio tu pelo alborotado, y tu cara de niña traviesa...
Sí; mi vida es un sueño. Quizás siempre lo fué, pero ahora es un hermoso sueño porque tú, con tu realidad, estás dentro del mismo, y le das vida y haces que yo la sienta de una manera especial, de una manera distinta ya que ahora existe un alguien y un algo por qué luchar, por qué vivir y por qué soñar..."
Rafael Sánchez Ortega ©
21/05/07
Un sueño como el que vivimos los dos en la distancia y, del que muchas veces, no sabemos si es la realidad de alguien que suspira, ó el grito desgarrado de un alma desesperada, llena de amor y, deseosa de compartirlo con la persona amada.
Los sueños son así. Quizás todos los hemos pasado a lo largo de nuestra vida. Sueños de amor, de odio, de esperanza, de frustracción. Sueños de ilusiones con un mundo mejor, con una vida más agradable, con poder dar a la persona amada aquello que tantas veces has soñado, con poder tomar su mano, mirar sus ojos, escuchar las palabras de sus labios y quizás, en un momento perderse los dos, buscando más allá del infinito.
También fue un sueño el amor prometido, las palabras recibidas, las letras leídas una y mil veces en la carta que te sabes de memoria... Amor y sueño... ¿Dónde acaba el sueño y dónde empieza la realidad?... ¿Lo sabes tú amor mio?, porque si tienes la respuesta dímela. La busco desde hace tiempo, desde hace años. La busco en las personas, en las gentes, en las cosas, en la calle y en las casas. La busco en las Iglesias y también en las tabernas. La busco por los cielos y en los mares, la busco por los bosques y en los ríos, la busco en las montañas y en la playa...
La busco en tantas partes que al final puedo decirte que alguna vez he creído tocarla con la punta de los dedos, pero sólo ha sido un momento, un instante fugaz, un espejismo que me hizo suspirar y cerrar los ojos, para luego evaporarse en la inmensidad del tiempo y del espacio dejándome, nuevamente, a solas con mis sueños.
Porque en definitiva la vida, mi vida, quizás es un sueño y a veces no quisiera despertar nunca de él, y más ahora, cuando tú estás dentro de ese sueño, cuando has penetrado en el mismo, cuando te abrazo y te siento en cada minuto del día, cuando siento tu latido que responde como un eco al que sale de mi pecho, cuando veo tus ojos al cerrar mis pupilas, cuando siento tus besos en mis labios y tu cuerpo entre mis brazos, mientras acaricio tu pelo alborotado, y tu cara de niña traviesa...
Sí; mi vida es un sueño. Quizás siempre lo fué, pero ahora es un hermoso sueño porque tú, con tu realidad, estás dentro del mismo, y le das vida y haces que yo la sienta de una manera especial, de una manera distinta ya que ahora existe un alguien y un algo por qué luchar, por qué vivir y por qué soñar..."
Rafael Sánchez Ortega ©
21/05/07
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