jueves, septiembre 08, 2011

UN PÁJARO TORDO...


1 (Uno)

Hoy un pájaro tordo ha emprendido el vuelo de nuevo. Pasó cerca de mi lado y me quedé mirándolo. Pero dobló la esquina y no volví a verlo. Alguien me dijo que "así algunos pájaros tordos ganan la eternidad, gracias a un poema".

Es posible que así sea, ni siquiera me he parado a pensarlo. Si acaso he pensado en ese pájaro tordo que llegó y siguió su vuelo, que pasó a mi lado en un instante y dejó esa huella invisible, que más tarde llevé al cuaderno.

He pensado en su libertad, en su vuelo. Quizás como el del pensamiento del poeta, que enfrascado en su labor cotidiana, trabaja de una forma mecánica, mientras los últimos rayos del sol penetran por la ventana.

En la mesa cercana se acumulan los papeles de un proyecto y alrededor de ella están varios compañeros discutiendo los pormenores del mismo. Nuestro hombre piensa en el pájaro tordo que ha visto llegar, a la vez que mira a la blusa de la compañera que tiene a su izquierda.

Es una blusa blanca con varios botones desatados que refrescan unos senos sugerentes que se adivinan tras la tela. Él mira disimuladamente en esa dirección y luego eleva la mirada a la ventana donde el cielo azul acoge a ese sol que ya se despide.

Pienso que quisiera volar como aquel pájaro tordo, que quisiera soñar como el poeta y buscar con la vista aquel seno palpitante, para sentir la respuesta de su cuerpo, para sentir la campana de su alma, para sentir la sangre nuevamente, correr y desbordarse por las venas como antaño.

Por eso hoy digo que "hoy un pájaro tordo ha emprendido el vuelo de nuevo", que ha pasado por mi lado y le he seguido con la vista en un vano intento por retenerlo, por detener el tiempo simplemente, por soñar con un atardecer, con un seno palpitando en un escote, y con unos dedos que buscaban a mis labios temblorosos.

Rafael Sánchez Ortega ©
06/09/11

No hay comentarios: